Porque las ideas hay que exponerlas

Bienvenidos a un buen rincón, ese rincón de bar antiguo, de tabernero de tirantes, un rincón de arte,... nuestro rincón.



sábado, 16 de abril de 2011

DESDE EL LIBANO. UN COFRADE POR LA PAZ. CABO HORMIGO

Bueno, pues parece que empieza la semana grande, semana que desde pequeño en mi casa se vive con gran ilusión y alegría, semana en la que desde pequeño he disfrutado muchísimo. Una semana en la que llegando el Domingo de Ramos se disfruta cada momento al lado de un gran amigo muy fatiga pero que en esta semana se le aguanta porque con nadie mejor se puede estar esta semana. Una semana con muchos momentos que este año no se podrán vivir.


Hace unos minutos he leído una historia de una amiga que tampoco la podrá vivir a causa de los estudios, la mía no son estudios, es trabajo, y no, no se puede hacer nada, porque la Puebla y Sevilla me pillan a más de tres mil kilómetros.

Esta semana me pierdo, me pierdo charlas con amigos, cenas en mi casa el Domingo de Ramos, entrando a tapear millones de personas que vienen con su cofradía. Me pierdo, por poner un ejemplo, un Lunes Santo en Sevilla viendo a San Gonzalo en la estrella, o un Martes Santo en el que con mi madre, invitando a todo el mundo a su tienda, vemos salir San Benito. Y, ¡ay, del Miércoles Santo!, que de Miércoles Santos he pasado desde pequeño poniendo flores a Nuestro Padre Jesús. Y, cuando llega el Jueves Santo, al salir el Cristo y la Soledad, admiro como ese amigo, comentado antes, disfruta al ir al lado del capataz de su virgen. Y, ¡qué decir de la madrugá! Toda la noche con mi abuela viendo la televisión, cofradías en Sevilla, esperando a que suene el timbre y aparezca esa mujer que viene todos los años vestida de nazareno para ir al servicio, ¿quién es esa mujer?, tengo 25 años, que sea consciente me he quedado despierto con mi abuela más de 15,y aún no se quién es esa mujer.

Transcurren las horas, y van llegando compañeros costaleros a desayunar a casa, ducha, momento de reflexión, soltar los brazos, relajación, vestirse y tirar pal patio de las monjas con todos los compañeros y hermanos costaleros que ya esperan. Mi padre media hora lleva ya enciendo las velas de nuestro paso.
Del transcurso del día, sobran todas las palabras, cualquier persona que viva la madrugá y el viernes santo ya sabe que pasa. Y que contar de esa entrada, los tuyos esperándote en la escalera a que salgas del paso para darte el mayor abrazo que te han dado nunca, y que cuando sales de debajo, miras para la escalera y están allí. Y esperas la entrada de esa SEÑORA cantándole el himno y entrando de esa forma tan especial que tiene. Acabas esa mañana con tus hermanos en la casa hermandad comentando ese gran día.

Viernes Santo noche, acompañando a ese chaval que he visto crecer desde pequeño, el cual se ha convertido en capataz del Cristo de las Aguas, al cual le tengo especial cariño ya que desde pequeño mi tío ha sido costalero. Y acabo ese día viendo pasar la cofradía desde el balcón de ese mismo tío, y así acaba esta semana grande para mí.

Esto está muy, muy pero que muy abreviado, de lo que en realidad es mi vivencia de la semana grande. Esa semana que este año está muy lejos de mi alcance por otra de mi devoción, mi trabajo, que no es trabajo, es vocación.

Contado todo esto desde tierras libanesas, tierra de conflicto entre libaneses e israelitas, es curioso, peleas entre religiones. Conflictos donde se pierden vidas desde hace años y todo es religión y política. Pues aquí estoy en medio de ambos e intentando hacer lo mejor posible mi trabajo y haciendo de guardián de la paz . Pero bueno, creo que si este año mi gitano no quiere que lo saque a pasear por la Puebla y quiere que este aquí tiene que ser por algo,..

Pues aquí está mi relato, sé que esto de escribir no es lo mío, y seguro que hay gente que podría hacerlo mucho mejor pero es lo que se me ha ocurrido hacer una noche en la que me toca estar de alerta y rezándole a ese gitano para que esta gente puedan vivir en paz tanto en un lado como en otro. Quede dicho que no soy un soldado preparado para la guerra sino un soldado preparado para luchar por la paz.

Espero que este gran amigo al que le dejo esto en sus manos pueda modificar alguna que otra palabra para que este texto sea mejor expresado.

UN GRAN ABRAZO PARA TODO COFRADE Y QUE DISFRUTEIS DE ESTA SEMANA GRANDE.

Gracias compadre, ya te queda poco, sabes que mañana, Domingo de Ramos te echaré de menos en mi puerta. Un grandísimo abrazo y GRACIAS.   SIEMPRE EN MI MEMORIA.

miércoles, 13 de abril de 2011

Contando los días PA PONERME DE MANTILLA. MAESTRA GALENA


Desde el almanaque del sentimiento, desatino madrugadas que despiertan entre cornetas y tambores. Los redobles de palillos que se esconden en el viento, recorren callejones de palabras, se pierden con el aire entre tus esquinas, te buscan en los sones de tus plazas. He querido perderme entre tus naranjos, para hallarme enamorada del azahar de tus calles, y en el encanto amargo de tus noches de luz, he encontrado el amparo de tu dulce nombre. Te he esperado en el puente, junto al río, para llenar de Esperanza tu Amargura, y en las oscuras templadas te he buscado para consolarte en el Calvario de tu Quinta Angustia.

Cual torero te he rezado en San Bernardo, y he cumplido contigo en el Baratillo, penitencia de olvidos y pecados que en Redención se expían entre olivos. San Gonzalo te libraba de Caifás, y Panaderos te llevaban a mi encuentro, en el camino oscuro de tus Tres Caídas, cuando Candelaria alumbraba tu sendero. En el quejío sonante de una saeta, te he visto llorar ante los Gitanos, y recibir Sentencia enmudecida del Gran Poder; Silencio y soldados. Consuélame Padre ante el Cachorro, que expira al despedirse de esta tierra, mientras lloran el Entierro los cautivos, que ya se fueron Santa Marta y Genoveva. Déjame llorarte Padre en el Museo, y suplicar plegarias en las Aguas, honrarte en mi pena vestida de luto, de mantilla negra ataviada. Déjame gozar tu gozo, cuando despiertas en vida ante tu pueblo, que quiero sentirte niño en un Domingo, al resucitar ansiado de tu encuentro.

Del almanaque perdido de un cofrade, se deshojan los números del tiempo, que se van contando los días, Padre, para verte por las calles de este cielo, que en mi tierra el cielo se hace calles, al compás del que te mece en el madero, y te honran del naranjo azahares, que se mezclan en el aire entre tu incienso. Que es Sevilla templo de pesares, que es el alma el aire de tus versos, que es mi pueblo el cuerpo de tu carne, que es su río el llanto de tu anhelo. Y entre sus calles de suspiros voy esperándote Nazareno, de corona de espinas mi almanaque, en tu yugo el pecado de este pueblo.

martes, 12 de abril de 2011

Aprendamos de un MAESTRO:DON MANUEL OLMEDO SÁNCHEZ

                    Hace ya bastante tiempo que llevo detrás de un artículo antiguo, que haya formado parte de la historia del toreo en Sevilla. El nombre que da título a este escrito, forma parte, casi en silencio, de la historia de los críticos taurinos, historia manchada por mucho nuevo crítico, que muchas veces, no sabe el daño que le hace a la propia fiesta.
                   Necesitaba, como varias veces le comenté a mi gran amigo David ( Gracias al cual conozco al hijo, y a la nieta, de esta historia viva del periodismo taurino), que necesitábamos poner encima de la mesa situaciones importantes que se hayan dado en la Maestranza ,para que todos los Maestros y Maestras que nos leen, tuvieran la suerte de leer como se hacían antes las cosas, dándole a todo la importancia que merece.
                   Ya no me podía resistir,me quemaba en las manos, tenía que empezar, porque llevo meses molestando a Pepa, su nieta, que es gracias a la cual me está llegando toda la información (Desde aquí, muchas gracias). Y como no podía esperar más, no me quedaba otra que empezar, no por un artículo taurino, sino mostrando otra faceta de esta persona. Y que mejor faceta en esta época, que la faceta de pregonero.
                  Esto solo será un breve aperitivo sacado del pregón de Osuna de 1995, pero que nos servirá para lo que nos vamos a ir encontrando. Poco a poco iremos conociendo, conforme un servidor empiece a contar algo más del autor, a la persona que escribió la crítica del último rabo que se corto en Sevilla, casi nada, e hijo a su vez de otro crítico taurino. HISTORIA.


                     Sé que muchos agradeceréis estos artículos, y que servirán para trasladarnos a otras épocas. Así que vamos abrir boca. Que desde el Domingo de Resurrección empieza lo bueno en la Maestranza y hay que meterse en situación. AQUÍ LO TENÉIS:

                             Entramos en el Jueves Santo. Nos congregamos en los aledaños de la Insigne Iglesia Colegiata. Sale el Cristo de la Misericordia, calificado de portentoso. Y no es hipérbole. Inevitable, gozosamente inevitable, la comparación con el Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad hispalense de los Estudiantes, al que tan inspiradamente cantara Julián Carbó, gran poeta lamentablemente olvidado.
                             El desgarrado dramatismo habitual de Juan de Mesa se trueca en el Crucificado osunense -como en el sevillano-, en dulce serenidad; no hay contorsión ni crispaciones; todo es plácida blandura en la anatomía y en la actitud. El cuerpo se exhibe con la musculatura en fuerte realce, y en la epidermis modelada en planos contrastados. Y esta muerte buena, sin crisis que desgarren las formas normales, se encuentra sobre todo compendiada en la cabeza, y es en la expresión del rostro donde Mesa ha reflejado la muerte sin angustias. La muerte, si, pero en la paz de la misión cumplida, como en el final de la tarea de la redención. Dios ha rendido ya su sangre. Ya el ciclo de la creación ha sido cerrado. Y esa cósmica perfección aparece resumida en esta faz, donde la muerte que ha enarcado las cejas, no ha podido quebrantar el descanso.

Tus ojos se han cerrado, Señor,

¿Qué ven? La vida.


Los cerró un visionario con sus manos;


de suerte, que una llama de amores


va prendiendo encendida, la bendita


y heroica santidad de tu muerte.(.......)

                    Y, en el palio más antiguo de Osuna, Nuestra Señora de la Soledad, debida a Juan de Astorga:

De mármol blanco y espeso


es la vida cuando dura,


luego que una sepultura


cayó con todo su peso.


Pero existe aún más que eso:


tu soledad, sol de cera,


en el mundo que no altera


su pálida algarabía.


¡Qué soledad de María


tan sola en la tierra entera!

          Y en horas coincidentes de salida y de entrada, el Señor Caído y la Virgen de los Dolores, vulgo de la Merced, de la Iglesia de Santo Domingo. Hay en la expresión de Cristo una mezcla de alucinante evidencias de resignación, de dolor físico y de inocencia acorralada. Faz la de Jesús, de apiadable venerabilidad. Faz en la que palpita un amor entristecido, un desaliento ante el crimen que ya empañará al mundo.

Y la Virgen en convincente expresión de su pena:


Lluvia en el desierto prado.


¡Qué dolor más verdadero!


Su Hijo cuelga de un madero,


lirio desarticulado.


Un dolor iluminado


entre nubes y corales.


Primaveras celestiales


tu llanto triste refrescan,


para una gloria que cercan


de lágrimas y puñales.