
Aún se me ponen los bellos de punta! Pero al parecer no soy objetivo con lo que ocurrió el lunes por lo q no hablaré ni de toros, ni de sus compañeros, tan solo tan solo intentaré describir el sentimiento que se vivió en la plaza.
Para ello, hay que saber que era el tercer paseíllo de Oliva Soto como matador, el tercero en Sevilla, y teniendo en frente una de las ganaderías más duras y con el aliciente de ser la misma con la que su tío Ramón Soto Vargas cayó muerto en este mismo ruedo.
La plaza lo espera, ya lo ha visto torear muy bien y tiene expectación. Y él regala una emoción única, que es de lo que se trata el arte. Primero miedo, tras una voltereta de las que te dejan al 50% de tus facultades, después brindis a la plaza y a su tío. Y a torear, empezó poderoso por abajo, tragó, aguantó y liga la primera tanda de derechazos que hace rugir en oles y la banda arranca tocar.
Y emociona ver la plaza en silencio sepulcral, un solo de corneta y un torero colocándose para citar con la derecha, pero antes mira al cielo y grita vamos, tito! Y le pega otra con la derecha de las grandes, se adorna con el toro ya rajado al coger la izquierda y tras pinchar mata, una oreja de ley, el presidente acierta porque la plaza emocionada la pidió. Repito, oreja de las de verdad.
En el segundo, vimos al Oliva Soto de siempre templando no solo con la muleta sino con todo el cuerpo y el corazón un tren de toro, el cual, tubo la más perfectas de las lidias que se han visto hasta ahora este año en Sevilla. Fue perfectamente parado, picado, banderilleado y toreado con la muleta. Tenía la Puerta del Príncipe segura, pero se quedo cerrada por el frío acero. Es suficiente para el porque le va a abrir muchas puertas para torear, es insuficiente para su apoderado porque podría pedir 20 millones por pisar un albero y ahora no los pedirá, pero es sobresaliente para la afición porque en lo más hondo de nuestros corazones aquella puerta se abrió.
Llevaba tiempo queriendo escribir esta crónica, y me temo que, o las sustituciones lo permiten, o me llevará mas redactar su primera Puerta del Príncipe que estoy convencido de que llegará pronto.
Maestro, va por usted!