Porque las ideas hay que exponerlas

Bienvenidos a un buen rincón, ese rincón de bar antiguo, de tabernero de tirantes, un rincón de arte,... nuestro rincón.



martes, 24 de mayo de 2011

POR LA PUERTA GRANDE. PENÚLTIMA DE ABONO.


"Mi abuelo se llama Manuel Olmedo Sánchez", con esta frase, que inspira orgullo, empezó una nieta a mandarme la información que vosotros estaís leyendo, para disfrute de aficionados, no solo del toreo, sino aficionados a la literatura, a la buena literatura. Le pedí a su nieta, si el podía hacer una pequeña presentación y me contestó: "... dice que no, que él con 88 años está muy mayor para esas cosas, que él te da todos los artículos que quieras pero que prefiere que solo aparezca su nombre como autor de los artículos sin más preámbulos ni ná; así que lo siento, intenté convencerlo pero no hubo manera." Y es que una vida entera dedicada al BUEN periodismo en cuerpo y alma, cansa, Y CANSA MUCHO.

Don Manuel empezó a trabajar en el ABC de Sevilla en 1952, que fue el año en que nombraron a su padre director. La crítica taurina la cogió en el 60 y ya no la dejó hasta que se fue del periódico en 1981 o 1982.Fue jefe de la sección taurina, en la cual llevaba casi toda la crítica de Andalucía, aunque al final solo se quedó con las de Sevilla, Jerez, El Puerto y Córdoba. También tenía la crítica de arte, de la que fue muchísimo tiempo redactor jefe.

Me dice Pepa, su nieta, con orgullo : "Mi padre dice que en verdad hacía de todo, que si al director no le daba tiempo de hacer el editorial, pues lo hacía él o si no había artículos de opinión suficientes, pues también, pero que no era articulista lo que se dice articulista hoy en día, con su columna diaria o semanal."
Con este palmares, solo queda disfrutar de esta nueva crítica que será la penúltima, en esta sección, la cual acabará con el último rabo cortado en Sevilla, pero eso será más adelante.
Degusten  ustedes la crítica taurina AL TRIUNFO DE DIEGO PUERTA, que ya vendrá el último pastelito más adelante. 

POR LA PUERTA GRANDE

Diego Puerta

El toreo es -debe ser-, antes que otra cosa, emoción. Por el camino de la emoción alcanzó ayer el triunfo -un triunfo limpio y clamoroso- Diego Puerta, torero que nunca defrauda, porque siempre se arrima. Ayer, como tantas tardes, como todas sus tardes, puso el sevillano la carne en el asador, se entregó con entusiasmo y arrojo a una tarea que fue testimonio permanentemente de pundonor sin medida y hubo de promover constantes expresiones de rendida admiración. Ganó Diego los primeros olés cuando se arrodilló ante el toro corrido en segundo lugar y lo desafió gallardamente para trazar con firmes rasgos una larga cambiada, sobrecogedora por lo cerca que pasó la res del bravo lidiador, quien, ya erguido, veroquineó apretadamente, puso al toro en suerte con unas chicuelinas tan garbosas como ceñidas, y realizó un quite con el capote a la espalda, dejándose rozar los pitones. La plaza vibró enardecida. Sonó la música y Diego hubo de saludar montera en mano. Cuando aún no se había apagado el eco de las ovaciones, Almensilla clavó dos pares excelentísimos, premiados por el público con encendidas pruebas de beneplácito. La faena de muleta practicada por Diego Puerta se desarrolló bajo el signo de la serenidad, auspiciada por el denuedo y animada por la alegría. La viveza que le faltaba al toro, que pasó al segundo tercio con una sola vara, hubo de suplirla el espada con su propio dinamismo. Los arrestos y la eficacia se conjugaron en la estocada, y el matador obtuvo por aclamación las dos orejas y el rabo del muy noble animal. Diego paseó dos veces el anillo.

En el quinto prodigó Puerta la pinturería del toreo de capa a pies junto. Tomó el bicho dos varas, saliéndose suelto en la segunda. La decisión de Diego volvió a brillar a lo largo del trasteo. El toro acabó buscando el refugio de las tablas y mostró ostensible hostilidad al matador, quien sufrió dos aparatosas cogidas que no le restaron ánimos. Después de dos ataques infructuosos, agarró el diestro la estocada definitiva. Tras la vuelta al ruedo, pasó a la enfermería de la que salió pronto por fortuna.

A Diego Puerta lo sacaron en triunfo por la puerta del príncipe. Merecidos honores, ganados a pulso por el camino de la emoción a fuerza de gallardía.

DON FABRICIO II. ABC.

(27 de abril de 1968)