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domingo, 28 de marzo de 2010

VIERNES DE DOLORES, PUERTA GRANDE (MAESTRO ALONSO)

DESDE EL CORAZÓN DE UN MAESTRO AMIGO

No sé si es Viernes de Dolores o Domingo de Resurrección, si es cuando el torero entra en la capilla para pedirle a Dios, o cuando yo, con el costal puesto y bien fajado, rezo al mismo son:
Delante de tu mirada,
Maria Santísima del Dulce Nombre,
que no flaqueen mis piernas cuando mas duro se haga el camino y más se clave la trabajadera en mi cuello,
ayúdame en este gran privilegio que me has concedido de pasearte por las calles de tu barrio de Bellavista.

¡Señores, vamos al trabajo! Se escucha la voz del capataz, como si del toque de corneta se tratara cuando va a dar comienzo el paseíllo, y al igual que el torero hace la señal de la cruz en el albero, yo la hago en mi trabajadera donde vamos a derramar arte y valor.
Él con su capote, yo en cada revirá; él con la muleta, yo en cada presentación; él con las banderillas, yo andando a tambor...

Durante la faena el torero valiente se ha ido arrimando al toro sin perder la compostura, al igual que yo, cada vez que la carga del palio se hace más dura, ¡Saca pecho, valiente! ¡Levantaba la barbilla, artista! que como dijo un vez un costalero:
¡Señores, vamos! ¡Los cuerpos arriba, que una Madre nunca pesa!

Se escucha el cambio del último tercio, la faena va a terminar, silencio en la plaza, el torero entra a matar, y al unísono el público se levanta, y piden el trofeo que se llevará,
que por su arte y valentía la Puerta del Príncipe se le abrirá...

Mi cambio de tercio es el redoble de tambor en la palilleria.
Mi entrada a matar, el último esfuerzo cuando cambia la pendiente de la rampa al entrar,
Mi puerta del príncipe la puerta de la Capilla.
Mi recompensa… mi recompensa son los aplausos y los piropos que la gente de Tu barrio te dedicó al pasar con ese andar fino y elegante y con ese mirar sanando esos corazones que con fe te salieron a buscar.
O Maria del Dulce Nombre, que suerte la mía que me dejastes estar bajo las trabajadoras de tu palio mientras con tus hijos te ibas a encontrar.

¡Ahí quedó! Se posan los cuatro zancos a la vez, y la faena terminó, y es cuando llega el momento que esperaba yo, salgo del paso, te miro a la cara y ahí te abro mi corazón, cosas que solo lo sabemos tu y yo… por que creo en los milagros, y lo que te pido es un milagro de Amor...

1 comentario:

  1. IMPRESIONANTE, A la gente buena le sale de lo más profundo. enhorabuena

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